La Giralda de Sevilla es uno de los monumentos más reconocidos de la
ciudad (y casi de España) a nivel mundial. Claro, Sevilla tiene muchos atractivos, tales como la isla de la Cartuja. No obstante, La Giralda es especial. Concretamente es el nombre que
recibe el campanario de la Catedral de Santa María. Los 97 metros y medio de
altura (en total 101 con el adorno de la cúspide denominado Giraldillo) tienen
mucha historia e interés cultural y artístico. La parte de abajo pertenece a la
antigua mezquita de Sevilla, fechada en el siglo XII. La parte superior se
construyó en la época cristiana para poner las campanas. El adorno superior o Giraldillo es una
estatua de bronce que hace las funciones de veleta.
Los usos de La Giralda han sido muy variados. En un principio, era un
elemento para la llamada religiosa. Posteriormente también sirvió como vivienda
para el alcaide de la torre y los campaneros. En el año 1400 se instaló un
reloj, y aunque ahora está en desuso, todavía conserva la maquinaria. Este
monumento está lleno de anécdotas y curiosidades. Por ejemplo, Miguel de
Cervantes cuenta sobre el Giraldillo en el episodio del “caballero del bosque”.
El acceso a la parte superior es mediante 35 rampas, lo suficientemente anchas
como para que el encargado de convocar a la población a la oración pudiera
subir en caballo. En la torre hay 24 campanas con nombres tan curiosos como “Santa
Cruz”, “Santa Catalina”, “San Hermenegildo”, y así sucesivamente.
Además de La Giralda, la Catedral de Sevilla tiene muchos atractivos
para ser visitada. Por ejemplo, uno de los lugares más bonitos es el Patio de
los Naranjos. Era el antiguo sahn de la mezquita. En un principio se utilizaba
como claustro y cementerio, aunque en sus sucesivas remodelaciones ha ido
ganando en esplendor y belleza. La Catedral dispone de varias puertas con
nombres muy característicos, por ejemplo, la Puerta del Perdón, la de la
Concepción o la del Príncipe.
En la parte interior de la Catedral se pueden contemplar varios
tesoros de incalculable valor. Uno de ellos es el Altar Mayor, construido entre
1482 y 1564. Se considera como el más grande de la cristiandad. Lo cierto es
que es una estructura de madera policromada que es francamente impresionante.
Sus 30 metros de alto por casi 20 de ancho tardaron cerca de un siglo en
tallarse. Este lugar sagrado también es muy conocido por tener los restos de
Cristóbal Colón. Dichos restos se guardan en un monumento que es obra de Arturo
Mélida y Alinari. Aunque el monumento es más reciente que otras partes de la
Catedral, no cabe duda que el interés histórico que suscita es muy grande.
La Catedral se puede visitar de lunes a sábado entre las 11 y las
17:30, y los domingos entre las 14:30 y las 18:30. Cabe mencionar que la
Catedral cuenta con visitas especiales para niños, para hacerles más atractivos
los tesoros históricos y patrimoniales que contiene. El precio oscila hasta los
8 euros, siendo esta la entrada más cara.
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