Salamanca es una
preciosa ciudad mundialmente conocida por su Plaza Mayor, su importante
Universidad y por otras razones como su excelente gastronomía. Los que
han estado alguna vez seguramente también han oído la sorprendente historia de
sus dos Catedrales. Aunque esos valores son muy importantes, la ciudad
ofrece una variedad singular de lugares y rincones que recorrer con cuidado.
Los turistas y viajeros que decidan pasear por sus calles sosegadamente,
descubrirán muchísimo tesoros arquitectónicos y culturales, tesoros que
sorprenderán al observador más exigente.
Uno de ellos es la
Torre del Clavero. Se trata de una construcción del siglo XV que está ubicada
en la calle Consuelo número 32. Anteriormente formaba parte de la casa de D.
Francisco de Sotomayor, Clavero Mayor de la Orden de Alcántara. En este caso el
Clavero Mayor era el encargado de llevar los clavos de la cruz de Cristo en las
procesiones. El lugar es muy bonito. La Fonda Veracruz,
ubicada en la calle del mismo nombre, sorprende por su belleza y porque en su
patio tiene un edificio totalmente cubierto de enredaderas. Su estructura
exterior es de adarve y los soportales guardan el gusto por lo antiguo. En la
actualidad es la sede de la Escuela de la Hostelería. Vale la pena acercarse
para hacer algunas fotos.

Un lugar muy
interesante es la Casa de las Muertes. Se llama así por las calaveras que
adornan su fachada. La leyenda cuenta que el nombre surgió cuando se encontró a
una mujer muerta en su interior sin que nadie pudiese dar alguna razón. La
gente que pasaba a sus alrededores bajaba la voz con temor mórbido. En la
actualidad es un rincón curioso que seguro merece alguna fotografía.

Entre tantas idas y
venidas seguramente el viajero necesitará un reposo. ¿Qué mejor que terminar el
recorrido en la Plaza Mayor número 2, donde se encuentra el Café Novelty? El
local está decorado en estilo clásico y tiene más de un siglo de antigüedad.
Aparte de lo estimulante que resulta tomar algo en este tranquilo lugar, uno
puede reflexionar en que Torrente Ballester escribió algunas de sus novelas en
su interior. De este hecho guarda fiel memoria una estatua en el café.
Salamanca tiene tantos
rincones y lugares especiales que es imposible enumerarlos aquí. Lo mejor es
que el visitante los descubra por sí mismo con tiempo e ilusión. Seguro que no
se arrepentirá.
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