jueves, 10 de mayo de 2012

Segovia, ciudad patrimonio de la Humanidad


Machado amaba la ciudad de Segovia, y como el universal poeta, cientos de miles de personas que cada año pasean por sus calles. Los visitantes que acceden por primera vez quedan sorprendidos por la majestuosidad de sus monumentos y la belleza de sus calles y barrios, mezcolanza de diversas civilizaciones que han compartido tan bonito espacio.

¿Qué se puede ver en la ciudad de Segovia? A veces se pregunta eso porque se piensa que Segovia no ofrece suficientes atractivos para un turista inquieto. Pero lo cierto es que tiene muchos lugares de interés para pasar ratos agradables sin límite.

Uno de los monumentos más famosos de la ciudad es el Acueducto, que cuenta con dos mil años de historia. En su parte más alta es espectacular, marco de miles de fotos diarias. Sin embargo, hacer el recorrido del Acueducto entero (casi dos kilómetros en el casco urbano) permite conocer un poco mejor la zona antigua de la ciudad, sus casas vetustas y la plaza del Azoguejo. Partiendo del Acueducto, pero en sentido contrario, se encuentra la calle Fernández Ladreda, lugar comercial por excelencia, con numerosas tiendas y, sobre todo, bares y terrazas para disfrutar con los amigos y la familia. En esta zona está uno de los exponentes más significativos de la gastronomía de Segovia, el Mesón Cándido, a pies del Acueducto. Los afortunados comensales de este lugar tendrán la ocasión de probar algunos de los mejores platos jamás imaginados, siendo su famoso cochinillo asado el sumum al que aspiran todos los turistas.

Del Acueducto también parte la Calle Real, con una moderada subida que lleva hasta la Plaza Mayor. La Calle Real es un centro comercial al aire libre, con tiendas de recuerdos y otras que son muy apreciadas por los Segovianos. En la Plaza Mayor se encuentra la sorprendente Catedral y las callejuelas que nos aproximan hasta el Alcázar, genuino castillo de “cuentos” donde se pueden contemplar las mejores vistas de la ciudad.

En la parte baja del Alcázar se halla la Fuencisla, un monasterio rodeado de jardines interminables donde vecinos y extraños se acomodan para disfrutar de la primavera, verano y otoño. En este singular espacio, se puede contemplar el Alcázar como si estuviera tocando el cielo. Es una visión inolvidable que puede mejorarse en el momento de la puesta del sol, cuando las piedras de la fortaleza militar se tiñen de ocre.

Muchos viajeros disfrutan enormemente al visitar la judería y el cementerio judío, un vestigio del pasado que no deja indiferente a los que lo ven. Por supuesto, la ciudad ofrece muchísimos alojamientos y hoteles de gran calidad, en numerosas ocasiones, a buen precio. El objetivo de las gentes de Segovia es que la estancia de los turistas sea lo más agradable posible y además, regresen a sus hogares con el intenso deseo de volver y recomendar a sus conocidos y familias que la ciudad Patrimonio de la Humanidad es un lugar donde los viajes cobran otra dimensión.

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