Machado amaba la ciudad de Segovia, y como el
universal poeta, cientos de miles de personas que cada año pasean por sus
calles. Los visitantes que acceden por primera vez quedan sorprendidos por la
majestuosidad de sus monumentos y la belleza de sus calles y barrios, mezcolanza
de diversas civilizaciones que han compartido tan bonito espacio.
¿Qué se puede ver en la ciudad de Segovia? A veces se
pregunta eso porque se piensa que Segovia no ofrece suficientes atractivos para
un turista inquieto. Pero lo cierto es que tiene muchos lugares de interés para
pasar ratos agradables sin límite.
Uno de los monumentos más famosos
de la ciudad es el Acueducto, que cuenta con dos mil años de historia. En su
parte más alta es espectacular, marco de miles de fotos diarias. Sin embargo,
hacer el recorrido del Acueducto entero (casi dos kilómetros en el casco
urbano) permite conocer un poco mejor la zona antigua de la ciudad, sus casas
vetustas y la plaza del Azoguejo. Partiendo del Acueducto, pero en sentido
contrario, se encuentra la calle Fernández Ladreda, lugar comercial por
excelencia, con numerosas tiendas y, sobre todo, bares y terrazas para
disfrutar con los amigos y la familia. En esta zona está uno de los exponentes más
significativos de la gastronomía de Segovia, el Mesón Cándido, a pies
del Acueducto. Los afortunados comensales de este lugar tendrán la ocasión de
probar algunos de los mejores platos jamás imaginados, siendo su famoso
cochinillo asado el sumum al que aspiran todos los turistas.
Del Acueducto también parte la
Calle Real, con una moderada subida que lleva hasta la Plaza Mayor. La Calle
Real es un centro comercial al aire libre, con tiendas de recuerdos y otras que
son muy apreciadas por los Segovianos. En la Plaza Mayor se encuentra la
sorprendente Catedral y las callejuelas que nos aproximan hasta el Alcázar,
genuino castillo de “cuentos” donde se pueden contemplar las mejores vistas de
la ciudad.
En la parte baja del Alcázar se
halla la Fuencisla, un monasterio rodeado de jardines interminables donde
vecinos y extraños se acomodan para disfrutar de la primavera, verano y otoño.
En este singular espacio, se puede contemplar el Alcázar como si estuviera
tocando el cielo. Es una visión inolvidable que puede mejorarse en el momento
de la puesta del sol, cuando las piedras de la fortaleza militar se tiñen de
ocre.
Muchos viajeros disfrutan
enormemente al visitar la judería y el cementerio judío, un vestigio del pasado
que no deja indiferente a los que lo ven. Por supuesto, la ciudad ofrece
muchísimos alojamientos y hoteles de gran calidad, en numerosas ocasiones, a
buen precio. El objetivo de las gentes de Segovia es que la estancia de los
turistas sea lo más agradable posible y además, regresen a sus hogares con el
intenso deseo de volver y recomendar a sus conocidos y familias que la ciudad
Patrimonio de la Humanidad es un lugar donde los viajes cobran otra dimensión.
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