Los turistas que acuden a Segovia
para ver el Acueducto y el Alcázar y, con un poco de suerte, degustar
algo de la excelente gastronomía segoviana, se pierden la mayor parte de
los encantos que ofrecen la ciudad. Pero Segovia ofrece muchísimos más
atractivos, tales como la ruta de Antonio Machado o la judería,
que esconde secretos muy poco conocidos. De todas formas, Segovia ofrece
todavía más.
Los jardines son una parte
elemental del urbanismo de la ciudad. Uno de los mejores son los Jardines del
Alcázar, que se alzan donde se encontraba la antigua catedral. Se construyeron
con motivo del matrimonio entre Felipe II con Ana de Austria en 1750. No se
pueden visitar durante todo el año, pero son de una belleza impresionante. El
Jardín de la Merced fue el primer jardín público que se construyó por el
Ayuntamiento en el interior del recinto amurallado. También son muy bonitos el
Paseo del Salón o los Jardinillos de San Roque. Sin embargo, la zona verde por
excelencia de la ciudad es la Fuencisla, a los pies del Alcázar. Todas las
tardes, especialmente entre primavera y otoño, acuden decenas de familias a
disfrutar de la tarde en este inmenso parque-jardín. Por cierto, las vistas del
Alcázar son mejores al atardecer, cuando el cielo se tiñe de rojo.
Uno de los eventos más
importantes que se celebran en Segovia es Titirimundi, un festival de compañías
de títeres de todo el mundo que sale de los teatros y se instala en la mayor
parte de las calles y plazas de la ciudad, con espectáculos para todos los
públicos y para todos los bolsillos (la mayor parte de ellos son gratuitos). Las
calles se llenan de emoción y de gente durante unos días cada mayo y pasear por
Segovia es desplazarse a un lugar lleno de magia y diversión.
A los segovianos les gusta tapear
y tomar vinos. Cualquier momento es el adecuado, pero se da más gente como es
normal, los fines de semana. Los bares y restaurantes abren sus puertas para
ofrecer los mejores pinchos a los clientes. La zona de Fernández Ladreda (a los
pies del Acueducto) y la calle Real (que lleva desde la Plaza del Azoguejo,
junto al Acueducto, hasta la Plaza Mayor) están especialmente llenas de bares y
restaurantes. Lo bueno de Segovia es que cuando se pide un vino te ofrecen un
manjar, al menos, digno de la Ribera del Duero. Así que la calidad está
asegurada.
Hay muchos locales adecuados para
tomar una copa y bailar o hablar con los amigos. Hay para diferentes edades. En
la calle paralela a la Calle Real está la conocida como “Calle de los Bares”,
aunque también hay varios locales en el Paseo del Salón, lugar mencionado
anteriormente, o en diferentes puntos de la ciudad. Lo que está claro es que
Segovia es una ciudad inagotable de recursos para divertirse y pasarlo bien,
incluyendo su teatro, cines, y las diferentes actividades culturales que se
ofrecen por toda la ciudad. Por supuesto, para descansar lo mejor es elegir uno de los magníficos hoteles de Segovia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario